viernes, 23 de noviembre de 2012

Contraportada del libro

No es cuestión de aburrir al personal
con tus proyectos inacabados de mierda.
No es cuestión de ir fingiendo ser quien no eres,
porque tu verdadero yo te avergüenza.
No es cuestión de llamar putas a todas las mujeres,
porque tu último ligue se folle a medio barrio.
No es cuestión de hablar de cosas que no sabes,
dándotelas de experto.
No es cuestión de creerte mejor que el resto,
de sentir que nadie te comprende,
de colgarte el cartel de genio.
No es cuestión de leer a Bukowski y pensar
que eso te convierte en literato.
No es cuestión de encerrarte en tu cuarto,
liarte un porro, gritarle a mamá y no fregar los platos,
ni barrer la cocina, ni limpiar el polvo.
No es cuestión de esperar sentado
la gran oportunidad de tu vida.
No es cuestión de inventiva.
No es cuestión de un segundo.

Qué va.

La cuestión es confiar en tus posibilidades, currártelo
cada día, ponerle pasión a lo que haces, ser humilde
(y parecerlo), no creerte los elogios, aceptar las críticas,
aprender de todo, visionarlo todo, patear todas las aceras
y campiñas que puedas, leer a los clásicos, dar amor a tus
padres, a tus abuelos... a tu familia, a la gente que
te apoya y te soporta.

Ah, y sobre todo: no te rindas.
El único sentido que tiene tu vida
es el que tú le quieras dar.

Pelea un poco, cojones.

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