viernes, 24 de mayo de 2013

Gracias

Gracias a todos los que vinisteis el 22.
Fue mucho mejor de lo que esperaba.
Mucho.

Seguiremos adelante.
Sólo quería que lo supierais.


PD:

A quien corresponda.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Hoy

Hoy presentamos Fiebre onírica en La buena vida...
Y me ha pillado en un momento muy extraño de mi vida, que diría Edward Norton.
Ojalá nadie se sienta decepcionado.
Ojalá no perdamos a quienes nos importan.
Ojalá todo vaya bien...


Este chaval es un genio de verdad. De los que ya no quedan.

La elocuencia se me seca a estas alturas. Siempre he sido un puto acojonado.

No deberíais creer en mí.
Pero os lo agradezco.

Veremos qué pasa.

lunes, 13 de mayo de 2013

Madrid, ciudad borrosa


Tomé esta fotografía, tal día como hoy, hace exactamente seis años.
Y a la misma hora en que publico esto.

Las vueltas que da la vida...

jueves, 9 de mayo de 2013

22 DE MAYO: PRESENTACIÓN

Lectores febriles, de toda edad, calaña, sexo, color, etnia o religión, estáis de enhorabuena.

El miércoles 22 de mayo, a las 20:30, dará comienzo la presentación de Fiebre onírica, en la madrileña librería La buena vida (metro Ópera).

Allí explicaremos (sin aburrir al personal) las razones que nos llevaron a publicar esta recopilación de relatos. Hablaremos del proceso, se leerá alguna historieta, encuestaremos a los lectores, venderemos ejemplares a los que aún no lo tengan (3€), y lo que surja, que aún no lo tenemos todo planeado.

Y si el lector no estima suficiente lo recién mencionado, por lo menos podrá disfrutar del ambiente de esta fantástica librería, y tomarse algo a nuestra salud.


¡OS ESPERAMOS!

Imbéciles

"Qué lejos de ellos me siento, desde lo alto de esta colina. Me parece que pertenecen a otra especie. Salen de las oficinas, después de la jornada de trabajo, miran las casas y las plazoletas con aire satisfecho, piensan que es su ciudad, 'una hermosa ciudad burguesa'. No tienen miedo, se sienten en su casa, nunca han visto otra cosa que el agua domesticada que sale por los grifos, la luz que surge de las bombillas eléctricas cuando se hace presión en el interruptor, los árboles mestizos, bastardos, sostenidos con horquetas. Cien veces al día tienen la prueba de que todo se hace mecánicamente, que el mundo obedece a leyes fijas e inmutables. Los cuerpos abandonados en el vacío caen todos a la misma velocidad, el jardín público se cierra todos los días a las dieciséis en invierno, a las dieciocho en verano, el plomo se funde a 335º, el último tranvía sale del Ayuntamiento a las veintitrés y cinco. Son apacibles, un poco taciturnos, piensan en Mañana, es decir, simplemente en un nuevo hoy; las ciudades únicamente disponen de una sola jornada que se repite, muy parecida, todas las mañanas. Apenas la adornan un poco los domingos. Imbéciles. Me repugna pensar que volveré a ver sus caras gruesas y tranquilas. Legislan, escriben novelas populistas, se casan, cometen la extrema estupidez de tener hijos. Entre tanto, la gran naturaleza vaga se ha deslizado en la ciudad, se ha infiltrado en todas partes, en sus casas, en sus oficinas, en ellos mismos. No se mueve, permanece tranquila, y los hombres están bien metidos dentro de ella; la respiran y no la ven, se imaginan que está fuera, a veinte leguas de la ciudad. Yo veo esa naturaleza, yo la veo... Sé que su sumisión es pereza, sé que no tiene leyes: lo que ellos toman por constancia... Sólo tiene hábitos y puede cambiarlos mañana".

Jean-Paul Sartre: La náusea.