
Un hombre sabio dijo una vez:
"En verdad, no me toquéis los huevos, oh cerdópilos. La ira de la espátula sagrada caerá sobre aquellos que se empeñen en mancillar nuestras calles con sus gomas de mascar de lujuriosos colores".
Y luego la lió muchísimo.
Pero esa es otra historia que será contada en otro momento.
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